13 de marzo de 2012

Dulce introducción al caos

Creo que ya es la mil millones y una vez que me doy cuenta de lo vaga que soy, de que empiezo mil cosas y acabo una y si me apuras, ninguna. Lo que mas detesto, son las oportunidades perdidas, me propongo tantas cosas, bla, bla, bla.. Nada, nunca hago nada. Y hoy me he vuelto a dar cuenta de que la sinceridad es solo una etiqueta, que se quita y se pone cuando a uno le interesa. A veces es necesario parar, cosa que yo no hago, nunca. Hago lo mismo que con un despertador, cada vez que suena, le doy a posponer, evitandolo, el problema es que cada 5 minutos vuelve a sonar, y me falta voluntad para desactivarlo y levantarme de una vez, supongo que es porque para desactivarlo tengo que pararme a pensar, y eso es algo que no me gusta nada, porque supone, reconocer algunas verdades, en otras palabras, la realidad. Pero como bien dije hace unos días, estoy empezando a colocar las cosas en su sitio, y es algo que prometo acabar, no hoy, ni mañana, pero pronto, sois testigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario